Animales de luto; estudios apuntan que también pasan por un duelo
Estudios de años posteriores apuntan a que es así; y no sólo eso, sino que también pueden mostrar comportamientos parecidos a guardar luto. Aquí te presentamos algunos.
Jirafas
En el año 2010 la bióloga Zoe Muller, del parque Soysambu Conservancy en Kenia, observó que una jirafa de la subespecie Rothschild montó guardia durante cuatro días junto a su cría, que había muerto. Con ella, otros 17 ejemplares rodearon el cuerpo en diferentes momentos. Dos años después, un estudio publicado en la revista African Journal of Ecology retomó el caso y lo estudió junto a otros dos: uno ocurrido en 2011 cuando un grupo de jirafas en Naminia inspeccionó restos de una hembra que había muerto semanas atrás, y otro (2012) en el que una jirafa en Zambia se negaba a separarse de su cría, se agachaba hacia el cadáver y lo lamía.
Al observar estas actitudes, el zoólogo Fred Bercovitch, encargado del estudio señaló: “Este comportamiento es extraordinario por diversas razones: las jirafas hembras no pasan tiempo solas, pero ésta [última] permaneció junto a su hijo separada de la manada; ellas raramente separan sus patas para agacharse, a menos que sea para alimentarse; finalmente, además de otros dos incidentes, no se ha visto a jirafas inspeccionando con atención el cuerpo de ejemplares muertos”.
La investigación concluye con que es necesario recabar más datos sobre estos comportamientos, de modo que sea posible investigar si los animales “lamentan” la muerte de otros miembros.
Chimpancés
Un par de estudios publicados en la revista Current Biology abordaron hace algunos años la manera en que los chimpancés experimentan la muerte de sus semejantes. El primero fue dirigido por Dora Biro, de la Universidad de Oxford. En él, se observó que algunas hembras trasportaban a sus crías durante poco más de dos meses después de que éstos habían muerto.
Para el segundo estudio, científicos observaron a un grupo de cuatro chimpancés en cautiverio en un parque de Escocia. Uno de éstos era una hembra “mayor” que estaba cerca de la muerte por razones naturales, y madre de una chimpancé del grupo. Tiempo antes de su fallecimiento, los otros primates acomodaban “su nido” en el espacio en el que dormían y, tras su muerte, James Anderson, psicólogo de la Universidad de Stirling, documentó que la hija de la chimpancé muerta “frotaba el torso de su madre y otro chimpancé acicalaba su brazo y apretaba su mano. Cuando murió, ellos inspeccionaron el cuerpo para encontrar signos de vida [...] Rosie [la hija] pasó el resto de la noche sentada junto al cuerpo sin vida de su madre”.
Según los registros de Anderson, ninguno de los miembros volvió a dormir en el lugar de la chimpancé que había muerto por varios días y los animales se mantuvieron en una “inusual calma” días posteriores al suceso.
Los investigadores concluyeron el estudio con la frase: “consideramos que la conciencia de los chimpancés acerca de la muerte ha sido subestimada”.
Elefantes
En 2005, investigadores del Fondo Amboseli para Elefantes, en Nairobi, Kenia, y la Escuela de Ciencias de la Vida de la Universidad de Sussex, Inglaterra, realizaron una investigación en Kenia en el que estudiaron el comportamiento de 19 grupos distintos de elefantes mediante tres experimentos:
- Investigar su respuesta ante la presencia de cráneos, colmillos y trozos de madera
- Frente a una variedad de cráneos de rinoceronte, búfalo y elefante,
- Ante la presencia del cráneo de una matriarca que haya pertenecido a su grupo.
Los científicos se encontraron con que estos animales se interesan más por piezas de marfil, restos de su especie y aún más por los de sus parientes; lo que no lograron entender es cómo reconocen a los mismos. Su hipótesis apunta a que podría ser por el olfato.
Los estudiosos también hallaron que los elefantes vuelven sistemáticamente al lugar en que yacen los restos de alguno de sus miembros, como si “visitaran a sus muertos”.
En ocasiones, se ha observado que los elefantes se inquietan cuando encuentran un cadáver de su especie o fallece algún miembro, y también que pueden permanecer varios días “custodiándolo” (en aparente silencio), tocando y olfateando los restos.
Arrendajo
Parece que las aves también guardan luto. Un estudio publicado en 2012 en la revista Animal Behaviour sugirió que estas aves reconocen a sus muertos. Una vez que las aves encuentran un cadáver –explica el estudio– los arrendajos se congregan rodeando el cuerpo y previamente detienen sus actividades de forrajeo.
Los estudiosos observaron que éstos pájaros realizan llamados –aparentemente de alarma– a miembros a la distancia y momentos después más ejemplares acuden al lugar en que se encuentra el cadáver.
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